El mundo esta hecho para esto, para parecer incompleto y con falsa apariencia. Cuántas injusticias innecesarias nos rodean cada día, mientras el tiempo las oculta discretamente, cuántos errores se pueden llegar a cometer mientras te vas dando cuenta de la realidad que respiramos. Vuelan millones de deseos, lágrimas, suspiros, suplicando que el mundo mejore, que cambie, que se transforme a algo realmente bello. Pero el realismo que nos aplasta cada día no existe sin mero motivo. Imagina un mundo perfecto, donde solo existe la felicidad y todo lo malo no existe. No sería un mundo. No sería nada. La felicidad se crea a partir de la tristeza, sin actos injustos, no puede haber justicia, sin maldad, no sabríamos lo que es la bondad. Por eso, la imperfección del mundo simplemente es algo inevitable, que necesitamos y es la raíz de toda felicidad, la raíz de la contínua perfección inexistente que anhelamos cada día.
